Pepe Rodríguez

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Antiguas Leyes Fundamentales o Reglas para los Francmasones (Constituciones de Anderson, 1723)

(Fuente: © Rodríguez, P. (2006). Masonería al descubierto. Barcelona: © Temas de Hoy, Anexo nº 1, pp.437-444)


I. Concerniente a DIOS y a la RELIGIÓN.

Un masón viene obligado por su forma de ser a obedecer la ley moral; si comprende bien el Arte, jamás será un Ateo estúpido ni un Libertino irreligioso. Pero, aunque antiguamente se consideraba que los masones tenían que profesar la religión propia del país o de la nación que en la que habitaban, hoy se considera más práctico obligarles sólo a profesar aquella en la que todos los hombres se ponen de acuerdo, dejando a cada cual las opiniones que le son propias; es decir, deben ser hombres de bien y leales, hombres de honor y honrados, sean las que fueren las denominaciones o confesiones que los distingan; es por esto que la Masonería se convierte en Centro de Unión y el medio de creación de una amistad sincera entre unas personas que de otra forma no se hubieran conocido jamás.

II. De la MAGISTRATURA CIVIL suprema y subordinada.

Un masón es un ser pacífico subordinado a los poderes civiles, sea cual sea el lugar en el que viva y trabaje, y jamás debe inmiscuirse en ningún complot ni conspiración que amenace la paz y el bienestar de la nación, ni faltar a ningún deber impuesto por los magistrados inferiores. Dado que la Masonería siempre ha sufrido por causa de la guerra, la efusión de sangre y el desorden, los antiguos reyes y príncipes no dudaron en alentar la presencia de los artesanos por su carácter pacífico y su Lealtad, saliendo como sus fiadores ante las críticas de sus adversarios y promoviendo el honor de la Fraternidad, siempre próspera en tiempos de paz. Por eso, si un hermano se revela contra el Estado, no se le podría ayudar fuese la que fuese la piedad que inspirase como hombre desgraciado; y si no es culpable de ningún otro delito, a pesar de que la Cofradía tiene el deber de desaprobar la rebeldía y de no dar al Gobierno ninguna sospecha ni motivo de desafío político, no se le puede expulsar de la Logia y la relación entre ésta y el hermano permanecerá inmutable.


III. De las LOGIAS.

Una logia es el lugar donde los francmasones se reúnen para trabajar, por eso, esta Asamblea o Sociedad de masones debidamente organizada se denomina LOGIA y cada hermano ha de pertenecer a una y someterse a su Reglamento interior y a los REGLAMENTOS GENERALES. Puede ser particular y general, siendo mejor comprendida a través de la asistencia y de los Reglamentos anexos de la Logia General o Gran Logia. Antiguamente, ningún Maestro o Compañero podía excusarse de asistir a la logia, sobre todo cuando se le había advertido de tal obligación, sin sufrir la censura más severa, salvo si el Maestro y los Vigilantes consideraban que se lo había impedido una necesidad.
Las personas admitidas como miembros de una Logia han de ser hombres de bien y que amen la verdad, nacidos libres, de edad madura y discretos, ni siervos, ni mujeres, ni hombres inmorales o de conducta escandalosa, sino de buena reputación.

IV. De los MAESTROS, VIGILANTES, COMPAÑEROS y APRENDICES.

Entre los masones, toda promoción se basa únicamente en el valor y el mérito personal; que los Señores sean bien servidos, los hermanos no queden expuestos a ninguna vergüenza y que el Arte Real no sea despreciado. Es decir, no se elige a ningún Maestro o Vigilante por motivos de edad sino por su mérito. Es imposible describir estas cosas por escrito y por eso cada hermano ha de ocupar su lugar y aprenderlas de acuerdo con el método propio de esta Fraternidad. Los candidatos, sin embargo, han de saber que ningún Maestro puede tener un Aprendiz si no hay suficiente trabajo para darle; por otro lado, ha de ser un hombre perfecto, sin ninguna mutilación ni defecto físico que le hagan incapaz de aprender el Arte, de servir al Señor de su Maestro y de ser Hermano más adelante y Compañero cuando llegue el momento y des-pués de haber servido el número de años fijado por las costumbres del país; ha de ser hijo de padres honrados, porque las cualidades que se derivan de ello le cualifiquen para obtener el honor de ser Vigilante, y más adelante el de ser Maestro de la Logia, el Gran Vigilante y, finalmente, el Gran Maestro de todas las Logias, según sus méritos.

Ningún Hermano puede ser Vigilante hasta que no ha alcanzado el grado de Compañero, ni Maestro si no ha desempeñado las funciones de Vigilante, ni Gran Vigilante si no ha sido Maestro de la Logia, ni Gran Maestro salvo que haya sido nombrado Compañero antes de la elección, o que sea noble, o un Gentilhombre del mejor estilo, o algún sabio eminente, o un arquitecto destacado, o algún otro artista hijo de padres honrados y que disfrute de gran mérito según la opinión de las Logias. Para poder llevar a cabo su deber de la mejor forma y con más facilidad, el Gran Maestro puede nombrar a un Diputado Gran Maestro, que anteriormente ha de haber sido Maestro de una Logia; éste posee el privilegio de hacer todo aquello que es propio del Gran Maestro, su Superior, siempre y cuando éste no se encuentre presente o no interponga su autoridad mediante una carta.

Los dirigentes y gobernadores, supremos y subordinados, de la antigua Logia deben ser obedecidos, en sus lugares respectivos, por todos los hermanos, de acuerdo a lo que establecen los Antiguos Deberes y los Reglamentos, con toda humildad, reverencia, amor y celeridad.

V. De la dirección del OFICIO durante el trabajo.

Todos los masones han de trabajar honestamente los días laborables a fin de poder vivir de manera loable los días de fiesta; y observarán el tiempo prescrito por la ley del país o confirmado por la costumbre.

Se elegirá o se designará al Compañero más experimentado para hacer de Maestro o Inspector de los Trabajos del Señor y los que trabajen bajo sus órdenes deberán llamarle Maestro. Los Artesanos han de huir de cualquier lenguaje malsonante, y no deben llamarse por ningún nombre descortés sino denominarse Hermano o Compañero, debiéndose comportar de forma educada tanto dentro como fuera de la logia.

El Maestro, sabiéndose capaz de ser astuto, llevará a término los trabajos del Señor tan razonablemente como le sea posible, defenderá los materiales como si fuesen propios y no dará un salario a ningún hermano ni Aprendiz más elevado del que merece.

El Maestro y los masones que reciban un salario justo serán fieles al Señor y terminarán honestamente su trabajo, a destajo o por jornada, y no lo harán a destajo cuando se acuerde hacerlo a jornal.

Nadie ha de tener envidia delante de la prosperidad de un hermano, ni le suplantará ni le apartará de su trabajo si es capaz de terminarlo, porque nadie puede acabar el trabajo de otro con el mismo provecho delante del Señor, salvo si se encuentra perfectamente al corriente de los proyectos y planos de quien lo comenzó.

Cuando se escoja a un Compañero como Vigilante del trabajo bajo la dirección de un Maestro, será leal al Maestro y a los Compañeros y durante la ausencia del Maestro vigilará el trabajo con todo el esmero y a mayor provecho del Señor, y todos sus hermanos le obedecerán.

Todos los masones empleados recibirán el salario con humildad y sin revelarse y no abandonarán al Maestro hasta que no se haya concluido el trabajo.

Deberá instruirse al hermano joven en el trabajo, para que no estropee los materiales por falta de criterio y para aumentar y continuar el amor fraternal.

Todas las herramientas que sirvan para hacer el trabajo deberán ser aprobadas por la Gran Logia.

No se podrá contratar ningún peón para hacer el trabajo propio de la Masonería; los Franc-masones no trabajarán con nadie que no sea libre, salvo en caso de una necesidad urgente y no instruirán a ningún peón ni masón no aceptado del mismo modo como instruirían a un hermano o a un Compañero.

VI. De la CONDUCTA, verbigracia.

1. En la Logia una vez constituida.

No mantendréis reuniones ni grupos aparte ni conversaciones separadas sin permiso del Maestro, ni hablaréis de cosas impertinentes o inconvenientes, ni interrumpiréis al Maestro o los Vigilantes ni a ningún hermano que hable con el Maestro. Ni os comportaréis de manera ridícula, ni haréis burla mientras la Logia se ocupe de asuntos serios o solemnes, ni usaréis ningún lenguaje indecoroso bajo ningún pretexto, sino que manifestaréis a vuestro Maestro, Vigilantes y Compañeros el respeto que les es debido y les demostraréis veneración.

Si se presenta alguna queja, el hermano declarado culpable se someterá al juicio y decisión de la Logia que es el juez competente en relación a todos los litigios (excepto si presentáis una apelación ante la Gran Logia) y es en ella donde se han de presentar, salvo si la Obra del Señor resulta perjudicada, en cuyo caso debe llevarse a cabo un procedimiento particular; sin embargo, en todo aquello que hace referencia a la Masonería jamás debe acudirse a los Tribunales sin una necesidad absoluta reconocida por la Logia.

2. Conducta después de la Logia y antes de que los hermanos partan.

Podéis divertiros con sana alegría tratándoos de acuerdo con los talentos de cada cual, pero evitando los excesos, sin forzar a ningún hermano a beber o comer más allá de su voluntad, ni impedirle marcharse cuando así lo exijan sus ocupaciones; tampoco se ha de hacer ni decir nada ofensivo que impida una conversación relajada y libre porque destruiría nuestra armonía y arruinaría nuestros loables designios. De ello se desprende que en el interior de la Logia no debe haber ninguna desavenencia ni peleas particulares y mucho menos ninguna discusión referida a la Religión, ni a los países o la política del Estado, dado que nosotros, en tanto que masones que pertenecen a la religión universal antes mencionada, somos de todas las naciones, lenguas, parentescos e idiomas, y nos declaramos contrarios a todas las políticas, ya que ellas jamás han contribuido ni contribuirán al bienestar de la Logia. Estos Deberes jamás han dejado de ordenarse y observarse estrictamente en la Gran Bretaña, sobre todo después de la Reforma o de la disidencia y separación de estas naciones de la Comunión con Roma.

3. Conducta para cuando los hermanos se reúnen sin extraños, aunque no en una Logia constituida.

Cuando seáis presentados, tenéis que saludaros de forma educada diciéndoos Hermano y os daréis libremente mutuas instrucciones si lo consideráis conveniente sin ser vistos ni escuchados, sin abrumaros ni faltar al respeto que se debe a un hermano, aunque no sea masón. Y dado que todos los Masones son hermanos bajo el mismo nivel, la Masonería no quita ningún honor a nadie que le haya estado otorgado previamente, sino que más bien se le añade, especialmente si los ha merecido dentro de la Fraternidad que otorga honores a quien se los merece; así mismo, deben evitarse las malas maneras.

4. Conducta en presencia de EXTRAÑOS no masones.

Hablaréis y os conduciréis con precaución y circunspección, de manera que el extraño más atento no descubra o adivine nada que no convenga hacerle saber; alguna vez habréis de desviar una conversación y serviros de la prudencia por el honor de la venerable Fraternidad.

5. Conducta en el HOGAR y entre el vecindario.

Habéis de actuar tal como conviene a un hombre sabio y de buenas costumbres; especialmente nadie de vuestra familia, amigos y vecinos han de ser conocedores de todo aquello que hace referencia a la Logia; tenéis que conservar con sensatez vuestro propio honor y el de la antigua Fraternidad por motivos que no hace falta mencionar aquí. Al mismo tiempo, debéis conservar vuestra salud no quedándoos reunidos hasta demasiado tarde o pasar demasiadas horas lejos de casa una vez cerrados los trabajos de la Logia, evitando la tragonería y la embriaguez para no abandonar o perjudicar vuestras familias ni resultar incapacitados para vuestro trabajo.

6. Conducta hacia un hermano extranjero.

Tenéis que examinarlo de la mejor manera que la prudencia os indique con el fin de no ser engañados por un falso e ignorante pretendiente, al que rechazaréis con mofa y menosprecio y con cuidado de no comunicarle ningún detalle de ningún conocimiento.

Pero si encontráis que un hermano es auténtico y sincero, le tenéis que mostrar el respeto debido, y si se encuentra en una necesidad tenéis que auxiliarle, según vuestras capacidades, o indicarle como se le puede ayudar; tenéis que darle trabajo durante unos días o recomendarlo a quien pueda contratarle. Pero no tenéis obligación de ir más allá de lo que os permitan vuestras posibilidades, y más bien debéis preferir a un hermano pobre que sea hombre de bien y leal antes que otro pobre en las mismas circunstancias.

Finalmente, debéis observar todos estos Deberes además de los que se os comuniquen de alguna otra manera, cultivar el amor fraternal, la Base y Piedra Cimera, el Cemento y la Gloria de esta antigua Fraternidad, evitando toda disputa y pelea, toda difamación y maledicencia; no permitir que nadie calumnie a un hermano honrado y defended la reputación con todos los medios siempre que sean compatibles con el propio honor y seguridad y no vayan más allá. Y si alguno de ellos os hace víctima de algún perjuicio, tenéis que apelar a vuestra Logia o a la suya, pudiendo apelar a partir de aquí a la Gran Logia en su Asamblea Trimestral y desde ésta a la Gran Logia anual, de acuerdo con la antigua y loable costumbre de nuestros antepasados en cada país; jamás debe irse a los Tribunales salvo cuando no sea posible solucionar el caso de otra manera, siendo necesario escuchar con paciencia el consejo cordial del Maestro y de los Compañeros cuando os quieran impedir el ir a los Tribunales con extraños o persuadiros de poner fin rápidamente al proceso a fin de dedicaros con más dedicación y éxito a los asuntos de la Masonería. Aunque con todo lo que tiene que ver con los hermanos o Compañeros relacionados con el proceso, el Maestro y los hermanos han de ofrecer benevolentemente su mediación, a la cual los hermanos en litigio habrán de someterse con agradecimiento; si la citada obediencia no es posible, deberán continuar con el proceso legal sin ira ni rencor (a la inversa que de costumbre), sin decir ni hacer nada contrario al amor fraternal ni a los buenos trabajos, los cuales se han de retomar y continuar, para que todos comprueben la beneficiosa influencia de la Masonería tal como han hecho todos los masones desde el principio del Mundo y lo harán hasta el fin de los Tiempos.

Amén, así sea.


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