Referencia
sobre la Taxa Camarae en el Diccionario de Controversia
de Teófilo Gay (Editorial Clie, Barcelona,
1994, pp. 391 y 392)
TARIFAS
PAPALES.
Existe un libro publicado repetidamente bajo el título «TAXA
CAMERAE SEU CANCELLERIAE APOSTOLICAE», el cual contiene los
distintos precios que deben pagarse para obtener del papa el perdón
por cualquier clase de pecado. Es esta la tarifa estipulada por
León X a los vendedores de indulgencias, los cuales escandalizaron
a Martín Lutero, provocando así el nacimiento de la
Reforma.
He aquí, algunos de los pecados citados con el relativo precio
del perdón: Por delito de impureza, veintisiete liras; por
adulterio, ochenta y siete liras; por homicidio de un sacerdote,
veintisiete liras con penitencia pública, o sesenta y tres
con penitencia privada; por matar a un obispo, ciento treinta y
una liras; por el concubinato del sacerdote, veintiuna liras; por
una mujer que bebe un brebaje para provocar un aborto, un ducado
y seis carlines; por la violación de un juramento en relación
con asuntos civiles, siete liras; por un matrimonio en primer grado
de parentesco, mil liras (privada, trescientas); por un soldado
de la causa católica que no acertó a matar a un hereje,
la absolución le cuesta treinta y seis
liras.
De que esta tarifa sea obra verdaderamente de los papas, no existe
la menor duda. Poliodoro Virgilio lo afirma positivamente (De
Nat. rer., lib. VIII), y Claude d'Espence, rector de la Universidad
de París, también (Comentario sobre Tito, 1,
7). Se sabe que Audofredo, en una obra dedicada a Pío VI,
enumera las ediciones de aquel libro, publicadas en Roma; otras
veinticinco ediciones fueron publicadas en Paris, Colonia y Venecia,
una de las cuales apareció bajo los auspicios de Gregorio
XIII.
Recién después del Concilio de Trento fue cuando se
dieron cuenta que los reformadores hallaron en ese libro un arma
formidable contra el papismo, y el papa pensó una fingida
desaprobación, colocando él mismo en el Indice, en
el año 1596, con el simulado pretexto «porque los
herejes lo habían corrompido».
Es público y notorio que después de la Reforma muchas
cosas el papa no se atrevió a hacerlas públicamente;
hoy no autoriza vender como entonces las indulgencias en las ferias
por los saltimbanquis como Tetzel, pero permanece el hecho de que
en su negocio se pretende vender el perdón de los pecados
por dinero.
El actual papa no puede renegar la obra y el sistema de sus predecesores:
El libro de las tasas papales permanece colgado en el cuello del
papado como un cartel de infamia, y ligado a su persona como la
pesada bola del condenado.
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