Los pecados del padre Geoghan
En
Estados Unidos se ha confirmado que la Iglesia católica ocultó,
durante más de 30 años, los abusos sexuales del sacerdote
John Geoghan, para eludir un escándalo que involucra denuncias
de abusos a más de 130 niños. Para evitar que las
denuncias se formalizasen ante un tribunal, la Iglesia
pagó en secreto un total de 10 millones de dólares
a las familias de unas 50 víctimas de los delitos del sacerdote.
Los abogados que defienden a las víctimas de estos ataques
sexuales estiman que la Iglesia católica ha pagado en los
últimos 20 años entre 690 y 1.500 millones de euros
por este tipo de abusos.
Nota del
autor de este web:
Los textos
que reproducimos seguidamente no son más que uno de los cientos
de ejemplos posibles de delitos sexuales cometidos por sacerdotes
católicos y encubiertos de modo consciente y activo por los
prelados que regentan las diócesis en las que éstos
cometen sus tropelías sexuales.
Cuando, en 1995, publiqué el libro La
vida sexual del clero, en el que ya documentaba la existencia
de cientos de delitos sexuales del clero encubiertos por la Iglesia
(una realidad que finalmente acabó por estallar y que ha
ido aflorando, gota a gota, en los medios de comunicación
de todo el mundo, durante los años siguientes a la edición
de ese texto), fui duramente atacado por apologetas católicos
a sueldo de la hipocresía, pero la terrible realidad de curas
pederastas y prelados sinvergüenzas, responsables del encubrimiento
de los delincuentes sexuales de sus diócesis, que no cesa
de llegar a los medios de comunicación, está demostrando
sin lugar a dudas quien tenía la razón.
Así, por ejemplo, sin alejarnos de los días en que
se está produciendo el escándalo de Boston, encontramos
que: tras
descubrirse el encubrimiento de las decenas de delitos sexuales
del padre Geoghan, su encubridor, el cardenal Law, quiso cubrirse
las espaldas (demasiado tarde para las víctimas, claro) denunciando
a otros 87 sacerdotes pedófilos de su archidiócesis
de Boston. El
25-2-2002, el arzobispo Juliusz Paetz, de Poznan, Polonia, fue acusado
de agredir sexualmente a varias decenas de sacerdotes y seminaristas
de su propia diócesis.
El 10-3-2002, dimitía el obispo Anthony J. O'Connell de Palm
Beach, Florida, tras admitir que había abusado sexualmente
de dos jóvenes. Un caso más, tras los de Massachusetts
y los de varias parroquias de Rhode Island.
En España, el 14-2-2002 era detenido y encarcelado el párroco
de Casar de las Hurdes por su vinculación a una red de pornografía
infantil. El 8-3-2002 se denunciaba en la prensa un caso que llevaba
años paralizado en el juzgado: la querella contra un influyente
sacerdote que abusó sexualmente de al menos una niña
mientras era juez eclesiástico, ...
En España la situación no es distinta a Estados Unidos
(país al que se refiere la información que reproduciremos)
en lo que atañe a la presencia de delitos sexuales contra
menores --el clero católico es el responsable del 10% del
total de abusos sexuales cometidos contra menores en España
(ver, por ejemplo, las estadísticas
de la vida sexual del clero, o los documentos
del encubrimiento de una red de corrupción de menores--,
pero la diferencia está en que acá, como en Latinoamérica,
las víctimas sexuales del clero temen a la Iglesia y no acuden
a denunciar a los delincuentes sexuales ante los juzgados penales.
Si en cualquier país de los considerados tradicionalmente
católicos se abriesen al público los archivos secretos
(así se llaman) de las diócesis, tal como se ha obligado
a hacer en Massachussets, los obispos no podrían volver a
mirar a la cara a sus feligreses.
Los
pecados del padre Geoghan
(c)
El Tiempo, Bogotá,
3-2-2002
Para evitar
que las denuncias se convirtieran en juicios la Iglesia
de E.U. arregló “por las buenas” más de 50 acusaciones
de transgresiones sexuales y pagó un total de 10 millones
de dólares a las familias afectadas.
AP. EL
TIEMPO
Los
pecados del padre Geoghan
Estados Unidos
no sale del asombro, tras confirmarse que la Iglesia católica
ocultó durante más de 30 años las desviaciones
del reverendo John Geoghan para evitar un escándalo que involucra
denuncias de abusos en más de 130 niños.
El pasado 18 de enero una corte de Boston, Massachussets encontró
a Geoghan culpable de haber abusado de un menor de diez años.
El sacerdote había introducido sus manos en el pantalón
de baño del pequeño mientras realizaban una práctica
de natación a comienzos de los noventa. Geoghan, hoy de 66,
años podría ser condenado a más de 10 años
de cárcel y aguarda aún el veredicto de otros dos
juicios que están en curso por acciones similares.
Además, y gracias al revuelo que ha causado el incidente,
más de 84 niños –hoy adultos– han salido de su silencio
para denunciar abusos cometidos en el pasado por el sacerdote.
Lo que ha hecho del caso Geoghan algo diferente es que el juez que
lo manejaba decidió, tras una demanda interpuesta por el
diario 'The Boston Globe', abrir los expedientes de la querella
que normalmente están vetados al público.
Al hacerlo, quedaron expuestos más de 10.000 documentos en
los que se detallan las maniobras de la Iglesia por tapar las ‘andanzas’
del sacerdote, conceptos de siquiatras que lo catalogaban como “pedófilo
en potencia, obsesivo compulsivo con rasgos narcisistas”; los nombres
de otros obispos y cardenales que sabían de sus inclinaciones
y no hicieron nada para detenerlo y decenas de acusaciones y protestas
elevadas a la Iglesia por padres de niños que decían
haber sido víctimas de Geoghan.
Arreglos ‘non sacntos’
Las andanzas del sacerdote se remontan a 1962 y se extienden hasta
1995, fecha en la que se retiró del servicio activo. Durante
ese período, demuestran los documentos, la arquidiócesis
de Boston trasladó a Geoghan de más de 10 parroquias
en las que había sido acusado de pedofilia. Aún más,
para evitar que las denuncias se convirtieran en juicios arregló
“por las buenas” más de 50 acusaciones de transgresiones
sexuales y pagó un total de 10 millones de dólares
a las familias afectadas.
También hay varios conceptos de siquiatras y clínicas
de tratamiento en las que Geoghan fue recluido para tratar su mal
y que recomendaron en su momento alejar al sacerdote de la práctica
activa. “No se puede dar el lujo de tenerlo en una parroquia. Más
vale que le corte las alas antes de que esto explote”, decía
Edward Messner uno de los siquiatras encargados de su tratamiento
en una carta fechada en 1989 y dirigida al cardenal Bernard Law,
encargado de la arquidiócesis de Boston.
Law hizo caso omiso de la recomendación y reasignó
a Geoghan a la parroquia de Santa Julia, en el suburbio de Weston,
donde trabajó hasta la fecha de su retiro.
A su vez han salido a la luz incontables cartas de padres de familia
en la que acusaban al sacerdote ante los superiores y pedían
su suspensión. En respuesta a una de ellas, el cardenal Law
le dice a uno de los familiares de las víctimas: “Es mejor
que esto quede entre nosotros, es mejor para todos, para usted sobre
todo pero también para nuestra querida comunidad”.
Expiando
culpa
Hoy, tras el escándalo, Law admitió su error: “Hice
mal al reasignar a John Geoghan. Lo lamento y quiero aprender de
mi error”, dijo el cardenal en una de las múltiples declaraciones
que ha dado para tratar de “expiar” sus culpas.
De hecho Law se comprometió a reportar a las autoridades
las acusaciones de abuso sexual que se eleven contra miembros del
clero a su cargo como lo hacen la mayoría de las diócesis
en E.U. Al hacerlo, sin embargo, Law obró en contra de un
nuevo dictamen del Vaticano que exige que en casos de transgresiones
sexuales se dé previo aviso a la Santa Sede que a la larga
será quien decida si el abusador será “removido, suspendido,
o reubicado”.
El gesto, aunque sirvió para calmar un poco los ánimos,
no satisfizo del todo a los bostonianos. Por eso, en un acto sin
precedentes, el Senado de Massachussets ordenó a la diócesis
abrir todos los expedientes pasados de casos o acusaciones de abuso
sexual. Esta semana, por orden del Cardenal Law, fueron abiertas
al público 40 años de “memorias” de la arquidiócesis.
Su contenido no fue menos escalofriante que el caso de Geoghan.
De acuerdo con los documentos, la arquidiócesis resolvió
por fuera de los tribunales decenas de casos de abuso sexual en
los que estaban implicados por lo menos 70 sacerdotes más.
Una portavoz de la Iglesia indicó que los sacerdotes que
aparecen en esta nueva “lista negra” ya están retirados.
Pero a pesar de las medidas que se han comenzado a adoptar, para
muchos de los afectados el daño ya está hecho. “Creo
en la religión Católica, pero no puedo volver a la
Iglesia. He perdido mi fe en ella y ahora rezo dentro de mi carro
cuando voy camino a mi trabajo”, dice Anthony Muzzi, hoy de 47 años
y una de las primeras víctimas de John Geoghan.
Otros casos
Los casos de sacerdotes vinculados en casos de pederastia o de violaciones
no son nuevos.
En octubre del 2000, en Francia, el abad René Bissey fue
condenado a 18 años de cárcel por violar y agredir
sexualmente a menores de 15 años entre 1987 y 1996. Por este
mismo caso fue condenado a tres meses de prisión condicional
el obispo Pierre Pican, por no haber alertado a la Justicia de los
actos de pedofilia cometidos por el abad, de quien era superior
jerárquico.
En otro caso, también en Francia, el sacerdote Hubert Barral
fue acusado de “no asistencia a personas en peligro” por no haber
denunciado los actos pederastas que cometía su amante en
el presbiterio de su parroquia. Ante el Tribunal, Barral definió
las actividades de su amante en la habitación vecina a la
suya como 'actos de desarrollo personal', 'libremente elegidos'
por cada cual, 'cualquiera que sea su edad'.
Y en marzo del año pasado, el Vaticano, en un hecho sin precedentes,
reconoció públicamente que conoce casos de sacerdotes
que han abusado sexualmente de religiosas en 23 países del
mundo, entre ellos Colombia. El informe se centró en África,
donde algunos sacerdotes identificaron a las monjas como sexualmente
seguras ante la devastadora presencia del sida en ese continente.
Por Sergio Gómez Maseri
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
10
años de cárcel para un sacerdote por abuso sexual
de un menor
(c) El Mundo, Madrid, 22 de
febrero de 2002
ESTADOS UNIDOS
10 años de cárcel para un sacerdote por abuso sexual
de un menor
Otras 130 personas
aseguran que el cura las ha violado o abusado de ellas
BOSTON. Un
sacerdote católico de Massachusetts recibió ayer la
sentencia máxima de entre nueve y 10 años de prisión
por abusar de un menor de edad, en un caso que ha sacudido los cimientos
de la
Iglesia católica en Boston, según informa Efe.
Al dictar la sentencia contra John Geoghan, la juez Sandra Hamlin
dijo que el cura acusado era un pederasta «que aprovechó
su condición clerical» para abusar de niños
«vulnerables».
Geoghan, quien fue retirado del sacerdocio al conocerse su delito,
fue declarado culpable en diciembre del año pasado de abusar
sexualmente de un niño de 10 años, en 1991, en el
primero de tres casos criminales en su contra.
La juez detalló las propias confesiones de Geoghan, de 66
años de edad, en la que señalaba que había
abusado de otros menores, y señaló que, en sus evaluaciones
psicológicas, el acusado no mostró preocupación
alguna por el estado de su víctimas, ni sobre las consecuencias
para ellos.
Según las autoridades, desde 1995 más de 130 personas
han presentado quejas de que el sacedote John Geoghan las había
violado o abusado sexualmente de ellas durante los 30 años
que estuvo en diversas parroquias del área de Boston.
Geoghan, cuyo caso ha renovado las exigencias de que renuncie el
cardenal Bernard Law porque presuntamente no tomó medidas
correctivas , es objeto de más de 80 demandas civiles por
el mismo
delito.
Tras la condena de Geoghan, la archidiócesis de Boston identificó
recientemente a 80 sacerdotes en el estado de Massachusetts que
abusaron sexualmente de menores de edad en las últimas cuatro
décadas.
©
Mundinteractivos, S.A.
Pagarán
34,5 millones de euros por abusos sexuales
(c) El Mundo, Madrid, 14 de
marzo de 2002
RELIGION / ARCHIDIOCESIS
DE BOSTON
Pagarán 34,5 millones de euros por abusos sexuales
FELIPE CUNA.
Especial para EL MUNDO
NUEVA YORK.
La archidiócesis de Boston pagará durante los próximos
meses unos 34,5 millones de euros a 86 hombres que fueron víctimas
de los abusos sexuales de un sacerdote hace varias décadas.
Otras 56 víctimas también han firmado una petición
para recibir dinero y las demandas por abusos sexuales en otros
lugares de Estados Unidos cometidos por curas se amontonan en las
oficinas de
los abogados.
John Geoghan está ya en la cárcel por molestar a un
niño hace 25 años y ha sido acusado de abusar y de
violar a unos 130 monaguillos, a niños que acudían
a su clase de catecismo y a jóvenes de Massachusetts de seis
parroquias donde ejerció durante tres décadas.
En enero se reveló que la archidiócesis de Boston
conocía las acusaciones contra Geoghan, guardó silencio
y no hizo nada para apartarle del contacto con los feligreses.
«Esto no es, obviamente, el final de los casos de abuso de
los sacerdotes. Pero ayudará a superar sus traumas y los
de sus familias», comentó el martes Mitchell Garabedian,
un abogado de los
demandantes.
Los abogados que defienden a las víctimas de estos ataques
estiman que la Iglesia católica ha pagado en los últimos
20 años entre 690 y 1.500 millones de euros por este tipo
de abusos.
©
Mundinteractivos, S.A.
La
diócesis de Boston cuestiona el celibato en su revista oficial
(c)
El Mundo, Madrid, 17 de marzo
de 2002
RELIGION /
DEBATE TRAS EL CASO DE LOS CURAS PEDERASTAS
La diócesis de Boston cuestiona el celibato en su revista
oficial
«¿Debe
ser condición para el sacerdocio?», se pregunta el
editorial de la publicación
FELIPE CUNA.
Especial para EL MUNDO
NUEVA YORK.
La archidiócesis de Boston se ha planteado por vez primera
la necesidad de que la Iglesia católica rescinda las leyes
internas que obligan a los sacerdotes a ser célibes.
El debate
abierto en EEUU por los numerosos casos de sacerdotes pederastas
que han aparecido en los últimos meses llevó el viernes
a El Piloto, la revista de la archidiócesis de Boston, a
plantearse en un editorial que la Iglesia católica necesita
un cambio.
«Estos escándalos han creado serias dudas en la mente
de los laicos de nuestra comunidad que simplemente no desaparecerán»,
escribió el monseñor Peter Conley, el director de
El Piloto.
El editorial presentó algunas preguntas que no contestó
que se encuentran en la mente de muchos de los feligreses católicos
y, según parece, de los mismos sacerdotes de toda la nación.«¿Debe
ser el celibato una condición para el sacerdocio?, ¿atrae
la vida sacerdotal a un desproporcionado número de hombres
homosexuales?».
Conley advirtió que los católicos necesitan respuestas
a muchas preguntas para las que los curas no tienen respuestas ciertas.«¿Por
qué hay tantas personas católicas que no están
convencidas de que
Cristo quería un sacerdocio sólo de hombres y que
estas reglas no deben cambiarse?».
El impacto de este editorial fue inmediato en las radios y televisiones
de Boston y se espera que sea uno de los asuntos más debatidos
en las homilías y en las reuniones entre feligreses y sacerdotes
que se celebran tras la misa dominical.
El cardenal de Boston, Bernard Law, emitió un comunicado
a última hora del viernes para señalar que el editorial
de El Piloto no quería cuestionar la posición oficial
de Roma sobre el celibato sino que era la respuesta a las preguntas
y a los comentarios sobre el tema de otras personas de la comunidad.
Preguntas sin discutir
«Se están planteando preguntas que el Papa no quiere
discutir», declaró ayer Arthur Jones, el director del
National Catholic Reporter, otro diario informativo para los fieles
católicos.
Por otro lado, políticos, legisladores y otros cargos públicos
en Nueva York han pedido a la jerarquía católica que
denuncie a las autoridades los casos de pedofilia protagonizados
por religiosos.
Las leyes del Estado de Nueva York exigen a profesores, policías
o doctores, entre otros profesionales, a informar de abusos sexuales
y otros malos tratos a menores, pero los religiosos no están
incluidos, lo que ha dado lugar ya a algunas iniciativas en el ámbito
legislativo para remediar esa situación.
La archidiócesis de Boston llegó a un acuerdo en esta
semana para revolver las reclamaciones de 86 víctimas, que
sufrieron abusos de un ex religioso que sirvió por tres décadas
en diferentes parroquias
de esa demarcación y que supondrá un desembolso de
entre 15 y 30 millones de dólares.
©
Mundinteractivos, S.A.
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