Pepe Rodríguez

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José Mantero, primer sacerdote que declara abiertamente ser 'gay'

"La Biblia contiene 6 admoniciones para los homosexuales y 62 para los heterosexuales.
Eso no significa que Dios no ame a los heterosexuales.
Es sólo que necesitan mayor supervisión." (Henry Miller)

Nota del autor de este Web:
La noticia que aquí se reproduce ha sido tomada por la Prensa española como una "bomba", repetida hasta la saciedad por todos los medios (hemos elegido aquí lo publicado por el diario El Mundo al azar, ya que todos han dicho más o menos lo mismo). Hoy, el sacerdote José Mantero es noticia y casi un héroe en muchos medios de comunicación, mañana, cuando la Iglesia le haya sancionado, nadie se acordará de él ni se preocupará por su precaria situación. Así es la Prensa y así actúa con sus héroes de papel, víctimas del cotidiano usar y tirar de la profesión. Como curiosidad, destacaré que los mismos periodistas que en 1995 prohibieron que se hablara de mi estudio La vida sexual del clero, censurando incluso entrevistas que ya habían sido grabadas para televisión, hoy se han unido al coro de boquiabiertos ante la "salida del armario" del cura Mantero. ¿Será que ahora ya no censuran a petición de los obispos?, ¿o habrán pensado, con acierto, que un solo caso no cuestiona la hipocresía de sus jefes mientras que un estudio estadístico sí lo hace?, ¿quizá han aparcado momentáneamente sus curiosas conciencias para añadir un poco de salsa (amarilla) a sus guisos informativos? Sea por el motivo que fuere, el cura Mantero les ha seducido (en sentido informativo, claro está). ¡Felicidades al uno y a los otros!
Aunque puede ser discutible la forma y el fondo de sus declaraciones, Mantero ha tenido el valor de hacer público lo que muchísimos de sus compañeros sacerdotes realizan en privado y ocultan con hipocresía y con el beneplácito de sus obispos (ver las estadísticas sobre la conducta sexual del clero), algo que, por otra parte, no es nada nuevo; con anterioridad ya han sido represaliados otros sacerdotes y monjes por declarar abiertamente su preferencia homosexual.
Es más bien patética la brutal homofobia que profesa la cúpula de una organización como la católica en la que la homosexualidad es más frecuente que en cualquier otro colectivo (si excluimos algunos ámbitos artísticos, claro está). Todos los estudios estadísticos sobre la sexualidad del clero católico muestran que, como mínimo, entre los sacerdotes católicos hay el triple de homosexualidad que entre el resto de la población masculina. Los motivos son varios y no cabe analizarlos en estas breves líneas.



(c) El Mundo, 01-02-2002


José Mantero, primer sacerdote que declara abiertamente ser 'gay'

Es párroco de Valverde del Camino (Huelva) y admite que no cumple la continencia sexual

ENRIC PASTOR

MADRID. Aire fresco en el ropero de la Iglesia. El tranquilo pueblo de Valverde del Camino (Huelva), de 12.500 habitantes, se va a quedar boquiabierto. Su vicario, José Mantero, se confiesa a sí mismo, ante el Altísimo, ante la Iglesia y ante el mundo entero. «Doy gracias a Dios por ser gay» titula el último número de Zero desde hoy en los quioscos , una revista mensual destinada al público homosexual. En portada, el párroco del pueblo, sin pelos en la lengua.
Barba, un aro en la oreja izquierda, grueso anillo en el pulgar, pulsera de tachuelas y alzacuellos blanco, el sacerdote José, de 39 años diez como párroco, cuatro como vicario en la Parroquia de Nuestra Señora del Reposo, en Valverde del Camino , está en paz con Dios. «Me encanta ser gay y pertenecer a la Iglesia».Fervor católico y orgullo gay, a partes iguales. José Mantero, Pepe para sus parroquianos, es el primer sacerdote español que sale del armario, sin renunciar al amor a su Iglesia, pero sí a la estricta continencia sexual.

Gay y sacerdote es un binomio existencial difícil de defender ante la ortodoxia católica. Y un joven José Mantero García tomó la senda de la autoaceptación. «Tuve muchas contradicciones al comienzo, pero ahora lo vivo bien», confiesa a Zero. «En el momento en que lo vives como carga y no como gozo, te vas al carajo psicológicamente».

Para el sacerdote, nacido y ordenado en Valverde, la homosexualidad «no está reñida» con el sacerdocio. «Otro tema sería cómo vivo ser maricón activo y sacerdote, porque yo no vivo ni mucho menos en la continencia. Sí lo hice durante siete años, estaba convencido del tema de la castidad..., pero me iba al pozo». Y remata: «Continente ya no existe, continente no hay nadie».

Su primera vez

Para muestra, su primera vez: «Lo descubrí a los 31 años, y tengo 39. Lo descubrí porque me enamoré. Una historia muy bonita, muy morbosa y que acabó mal. Mi primera relación no sexual, sino más completa fue la que me encendió el chip, la que me hizo dar gracias a Dios por ser gay».

Culto y apreciado por los jóvenes de Valverde, quienes conocen a Pepe dicen que no teme ni al Vaticano. A más de un feligrés de su parroquia debió sorprenderle la modernidad con que Mantero celebraba los matrimonios. «Eso es más heavy [el matrimonio], no me gusta nada. Siempre quito, ¡siempre!, las referencias a la unión de hombre y mujer. En lugar de decir, en la bendición nupcial, "la unión del hombre y la mujer", digo "la unión de la pareja humana"».

Desde la revista Facanías, editada en su pueblo, Mantero ha escrito artículos tan poco ortodoxos como provocadores. «Hoy también es mi Pride, hoy me siento orgulloso, me quiero, me acepto y me luzco acaso, siendo gay, hetero, hilandera de Velázquez o lo que a ustedes les vaya dando la gana» remataba su columna mensual de junio, Orgullo Gay, que llamó la atención de los redactores de Zero, impulsora de la salida del armario del teniente coronel José María Sánchez Silva. Y le propusieron una entrevista. El sacerdote habló, y el cielo clamará.

Harto del «silencio y culpabilidad» que la homosexualidad provoca en la Iglesia, el sacerdote ha decidido abrir el ropero y dar un valiente paso adelante desde el altar. «Las historias hay que defenderlas desde dentro. Desde fuera, no sólo es más difícil, sino que es imposible. La lucha desde dentro incluye un factor importante: el amor a la institución. No estoy en absoluto ni resabiado ni resentido, todo lo contrario: estoy agustísimo.A la Iglesia la quiero muchísimo. Y el amor tiene que ser beligerante».

«Supongo que a tí te gustarán las personas del otro sexo, ¿no?», cuenta Mantero que le preguntaron en el seminario. «Dije que sí, tan hipócritamente. Tenía 17 añitos. Si hubiera dicho que no, me hubieran echado». Porque la homofobia, denuncia Mantero, está anclada en la institución. Y eso que, en estos años, ha conocido a compañeros gays. «Lo normal es callar, negar tu propio ser: así estás anulado, eres más controlable y no haces ruido, que siempre molesta. Lo que se quiere es negar el hecho homosexual, negar que en nuestras filas hay maricones. A mí ya no me pueden echar porque ya estoy ordenado pero, antes de la ordenación, te echan».

«Es necesario que muera un hombre por el pueblo»

Un convento, un centro de terapia, otra diócesis, misionero en Latinoamérica... Estas son las posibles salidas para el sacerdote Mantero tras sembrar la polémica con su outing mediático. Preguntado por Zero por su futuro, admite: «Honestamente, no lo sé. La Iglesia es sorprendente». Lo peor: «Una ronda de conversaciones. El primero que me daría un toque sería mi obispo, porque, además, tenemos confianza. De cualquier forma, nunca van a tomar represalias directas, no es el estilo de la casa. Sería en otro plan, más de tapadillo, o se inventan un desfalco. Pero no van a suspenderte por maricón». Sobre el sacerdote planea una suspensión a divinis, que podría terminar en su reducción al estado laico, medida que rara vez se ejecuta. «Igual acaba siendo como aquello de los judíos cuando van a procesar a Jesucristo: es necesario que muera un hombre por el pueblo», dice Mantero.


© Mundinteractivos, S.A.



(c) El Mundo, 07-02-2002


El obispo aplica la pena mínima al cura 'gay' y le impide confesar

El prelado de Huelva justifica que «mantuvo, con publicidad y propaganda, la ruptura» del celibato. Mantero podrá decir misa y administrar otros sacramentos. El obispo aplica la pena mínima al cura 'gay' y le impide confesar.

JOSE MANUEL VIDAL

MADRID. No pudo aguantar la presión y, «no sin hondo pesar», tuvo que sancionar. Pero le aplicó la sanción mínima. El obispo de Huelva, monseñor Ignacio Noguer Carmona, retiró ayer las «licencias ministeriales» a José Mantero, el cura que se proclamó gay en ejercicio.
Aunque suena a castigo grave, la «retirada de las licencias ministeriales» es la pena mínima que se puede aplicar a un cura que comete algún delito. Consiste en prohibirle formalmente confesar a los fieles.Desde ahora, pues, y hasta que su ordinario le levante esta pena, José Mantero no podrá impartir la absolución a los fieles, a no ser en caso de peligro de muerte del penitente.
La retirada de las licencias ministeriales no le prohíbe, en cambio, decir misa ni administrar los demás sacramentos. Con esta medida, más medicinal que punitiva, la Iglesia quiere preservar ante todo la idiosincrasia del sacramento más delicado, que es el sacramento de la penitencia y, al mismo tiempo, dar un «toque de atención» al cura sancionado.
Monseñor Noguer justifica su decisión en el hecho de que el cura Mantero «abandonó bruscamente su servicio parroquial y mantuvo, con publicidad y propaganda, la ruptura de su compromiso celibatario».
A pesar de que el prelado onubense califica la situación del cura José Mantero de «suma gravedad y de escándalo para los fieles», con este castigo mínimo deja una puerta abierta para que su cura vuelva al seno del presbiterio y al redil de la Iglesia.

«Brazos abiertos»

«Esto no quita», explica el obispo, «para que la Iglesia procure con toda la verdad seguir siendo madre y maestra de todos, de modo que, en este y en cualquier caso, los que yerran o se alejan de ella encuentren siempre sus brazos abiertos al reencuentro y al perdón».
Una clara y evangélica propuesta de reconciliación dirigida por monseñor Noguer al cura Mantero. En el comunicado, el obispo, dolido por la actitud de su presbítero, se queja de que Mantero haya «alardeado» de su condición de homosexual y de su «inobservancia del celibato», lo cual, a su juicio, puede provocar «escándalo tanto para la comunidad cristiana como para la sociedad en general».
Como queriendo disculparse, Noguer explica que «antes de pronunciarme sobre esto, he intentado inútilmente durante varios días celebrar una entrevista con José, con la afectuosa naturalidad de siempre, para poder obrar mejor a mi parecer en la búsqueda de la verdad y de la caridad fraterna».
Pero el cura no contestó a las llamadas de su obispo que, ante «unos hechos tan manifiestos y comprobados», no tuvo más remedio que aplicar de una forma «responsable, prudente y caritativa las medidas establecidas por la legislación de la Iglesia para casos como el presente».
Ahora, el peso de la actividad de la Parroquia de Valverde del Camino recae sobre el sacerdote José Ramos, de avanzada edad, a quien no se descarta que el Obispado proporcione un nuevo sacerdote al objeto de compartir la labor pastoral, informa Antonio Candilejos.
Ramos, precisamente, recriminó el martes a Mantero, a través de la prensa, que no hubiese llamado a la Parroquia de Valverde desde que decidió ausentarse coincidiendo con su outing.
El prelado de Hueva concluye en su comunicado oficial difundido ayer que sigue teniendo sus «brazos abiertos» para acoger al cura José Mantero. La pelota está, pues, en el tejado del sacerdote.Si éste sigue en su actitud de romper puentes con la Iglesia, el obispo de Huelva, tras una prudente espera, se verá obligado a incoarle un proceso eclesiástico, del que se pueden derivar penas mucho más graves, como la suspensión a divinis (prohibición de ejercer cualquier función ministerial), la reducción al estado laical (obligarle a pedir la secularización) e, incluso, la excomunión.
Primer acto de la historia de un pastor bueno y una oveja descarriada y, según algunos, manipulada por el lobby gay.


© Mundinteractivos, S.A


 

 

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